SUCESIVAS PROMESAS QUE NO SE VAN A CUMPLIR MIENTRAS SE INCREMENTA LA PRESIÓN SOBRE EL ENEMIGO.
Mi experiencia como artista que se ha expresado en la literatura y el cine para mostrar mi propia visión del mundo me permite describir con exactitud en qué consiste el método de guerra comunista.
El método de guerra comunista consiste en una sucesión de promesas y concesiones dirigidas al enemigo para que el enemigo haga lo que los comunistas desean. Estas promesas no se van a cumplir jamás y se realizan inmediatamente después de aumentar la presión sobre el enemigo, es decir, luego de imponerle nuevas derrotas descritas como sacrificios o acciones urgentes o situaciones producto de la necesidad.
¿Cuáles son los instrumentos claves de la guerra comunista?
Los comunistas apelan a:
1. El intelecto del enemigo
2. La buena voluntad del enemigo, que pretende convivir con los demás en base a acuerdos.
3. Explotar malignamente la comunicación humana.
¿Por qué actúan así los comunistas?
Los comunistas actúan así porque:
1. Son seres intelectualizados. Para ellos la mente es todo. En su filosofía los conceptos binarios sobre los cuales trabaja la mente son intercambiables, herencia de la filosofía hegeliana invertida en el "materialismo dialéctico". Para ellos no hay tiempo ni esfuerzo humanos. El esfuerzo ajeno no es concreto, sino una falta de entendimiento o reflejo de la realidad. Si los seres corrientes supiesen cómo funciona la realidad, no necesitarían realizar esfuerzos para conseguir objetivos, porque tales objetivos serían alcanzados fácilmente. Desde el punto de vista de los comunistas, la ignorancia masiva es la que otorga poder a los capitalistas. No hay una realidad concreta, sino una realidad conceptual, ideal, en el sentido de ser construida por las percepciones condicionadas por los conceptos que tenemos sobre las cosas. El capitalista maneja la realidad por medio de la promoción de un tipo de conciencia, aquella que sirve al capitalista. Los comunistas, desde esta perspectiva, buscan sustituir al capitalista.
2. Son seres reprimidos. Los comunistas son seres intelectualizados de mala manera, con un fundamento intelectual sostenido sobre un desbalance de las emociones y la conducta cotidiana. Usualmente separados de la realidad por una serie de prejuicios de nobleza intrínseca absolutamente imaginarios, no se ven a sí mismos como unidades, como individualidades que pueden transformar y refinar y cuidar y complacer. Se observan a sí mismos siempre "en relación a". Es decir, son unos diablos pobres (o "pobres diablos" como se suele decir) que necesitan estar comparándose continuamente con los demás. Estos los lleva a tener una actitud pequeñoburguesa, de clase media, siempre perenne, que no se satisface aunque tenga todo el oro del mundo y todas las riquezas sobre la Tierra. Pero el comunista jamás admitirá que siente un poquito de orgullo por tener esas cosas a su disposición, sobre las cuales puede no poseer conocimiento alguno. Su sentido pequeñoburgués de nobleza aprobará sus acciones por malditas que sean pero se justificará tras un sentido de "justicia social" o "justicia de clase" en el cual él es un partícipe privilegiado. Como necesita aprobación ajena por parte de sus iguales, se reconoce en otros comunistas, sometiendo a los pobres "crédulos" que se doblegan a sus consignas.
3. Son parásitos. Los comunistas funcionan en referencia a los demás. Si alguien resalta o hace algo que valga la pena ellos desean apropiárselo por las buenas o por las malas para ponerlo "a disposición de las masas" para la "justicia social". Según ellos mismos, son los jueces más justos e imparciales del planeta, no hacen nada pero lo distribuyen todo magníficamente, destruyendo en el camino el objeto que distribuyen y guardándose la mejor parte. Los comunistas si ven alegría, la robarán, la usurparán, la degradarán, hasta que se vuelva un "bien general", horrible y sin gracia alguna pero a disposición de todos. La buena disposición de ánimo es lo que más odian porque el hombre de buena voluntad no les ha pedido permiso para tenerla y ellos, celosos de tal poder, se convencen a ellos mismos de que deben destruir tal buena voluntad "repartiéndola" entre tantos otros hombres que, por naturaleza o incapacidad de formar su carácter o disciplinar su espíritu, tienen tanta mala voluntad para vivir. Humillarán al hombre de buena voluntad haciéndolo participar de toda clase de acciones estúpidas "a favor de los camaradas menos favorecidos", es decir, de los hombres sin buena voluntad a fin de "educar a las masas". Pero si por actos heroicos o un poder extraordinario el hombre de buena voluntad logra aumentar la buena voluntad en los demás, los comunistas lo asesinarán y destruirán su legado aduciendo que promovía el "culto a la personalidad" y que tenía actitudes "burguesas" o "pequeñoburguesas".
Mi conclusión es que si cualquiera incumple sus promesas un par de veces, pueden tener por seguro que es un comunista o alguien de calaña semejante y es mucho mejor distanciarse de tal ente.
Ninguna población del mundo debería permitir tantas falsedades por parte de los políticos. Y ningún gobierno que promueva la libertad individual debe confiar jamás en las afirmaciones de los comunistas sino verificar en los hechos que cumplan sus promesas tal como las hicieron. Así los hombres de buena voluntad progresarán por medio de su esfuerzo diario e imaginación.
Con mis deseos más elevados para ustedes, me despido:
LEONIDAS ZEGARRA
Director de Cine / Cineasta Anticomunista
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