Revista "Caretas" No 2393 del jueves 9 de julio de 2015, página 73. |
cine
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Por: JOSÉ TSANG
Que Empiece la Comedia
Julián Legaspi, Renato Rossini y Milett Figueroa en la risueña y excéntrica Al Filo de la Ley.
La sagacidad y la soltura con las que Al Filo de la Ley rompe las reglas entorpecen la tare de precisar su lazo con un género. Algunas opciones son el policial, el cine de narcos, el thriller erótico, la comedia criolla y estrambótica, un ejercicio espontáneo que sintoniza con los videos caseros colgados en YouTube, la experimentación digital (hay una explosion que parece haber sido hecha por los respetables profesionales de la Av. Wilson), un homenaje al cine trash de Leonidas Zegarra, el subcine o el sinsentido. Todo es posible. O quizá sea necesario inventar una nueva categoría.
Al Filo de la Ley también se aleja del naturalismo. Además, no importa la causalidad. Por ejemplo, en una escena, los protagonistas han terminado de ajustar a dos sospechosos y vuelven a pasar por una zona de un taller mecánico, en la que ahora ha aparecido mágicamente una DJ que anima a las sensuales mecánicas a bailar. Todo sea para juntar, como sea, los fierros y las turgencias femeninas. Como diría Bertolt Brecht: primero va el comer, luego va la moral.
Otro punto llamativo es el escaso nivel de dificultad con el que tienen que lidiar los protagonistas para ganarse la confianza de la mafia. Tal vez esto sea un efecto de los ompredecibles guión, edición y posproducción. Así, varias acciones se aceleran de repente y se resuelven en un dos por tres. Pero es posible que esta sea una estrategia consciente para generar sorpresas o hacer reír. En los límites de la ley el cine, nada está dicho.
CARETAS / JULIO 9, 2015 73"
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